"... pero el mundo es como es", dice Cristian Castro y no lo entendía hasta en semanas recientes.
Lo cierto es que cuando llegué a internet no tenía muchas expectativas y aun así mi utópico entusiasmo me mantenía a flote incluso en los peores momentos. Ahora, varios años después, descubro el precio que debo pagar.
Y yo ni siquiera tengo audiencias amplias, pero estar continuamente expuesta a grandes multitudes llenas de odio y desprecio hacia mi persona (desagrado injustificado porque ni me conocen :v) detonó la disforia sensible al rechazo (es algo real, búsquenlo) que ya venía cargando de hace mucho tiempo pero que jamás me había preocupado.
No puedo esconderme del mundo para siempre pero puedo limitar mi actividad y cuidar la poca cordura que me queda.
¿Es mi culpa? continuamente me pregunto. Quiero decir, al fin y al cabo *yo* hice esa cuenta de twitter, esa página de fb. Yo decido seguir a la gente, aparentemente el algoritmo sólo responde a mis intereses. ¿Pero en qué momento ese interés me rebasa?
Ay, ya de por sí mi salud mental no era la mejor, ahora con tanta tragedia de verdad que siento que estoy arrastrándome a lo largo del día sólo para poder ver la luz de la mañana siguiente.
Estoy cansada.
Estoy cansada y triste y asustada y de todo un poco pero en general eso.
Pensé que lo mejor para mí en esta situación era mantenerme alejada, ocuparme con mis manos y mi cerebro atormentado pero en realidad volvía de puntillas y asomaba mi mirada, sólo para encontrarme con decepción tras decepción.
Ahora no sé. Rompí mi *ausentismo* porque me puse pedísima pero de todas maneras sigo sin tener un pensamiento claro.
Siento que cuando tengo más necesidad de alejarme de las redes sociales es cuando más me encadeno a ellas. Pienso que sería más fácil irme si no sintiera tanta responsabilidad con mi página de memes y mi ahora nueva cuenta de dibujos u_u
Tal vez sólo necesito unas vacaciones de mí misma.
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