Siempre fui muchas cosas antes que ser mujer: Fui mis apellidos, fui el color de mi piel, mi cabello y lo grueso de mis labios. Fui mi dislexia, mi ansiedad y mi discapacidad psico-social. Fui mi peso y mi altura. Fui mis ideas, mis errores y mis vínculos. Quizás por eso siento que la relación con mi género asignado al nacer es complicada.
No me molesta que me lean como mujer. No me molesta tener que elegir "Femenino" cuando estoy haciendo algún trámite. No me molesta que me agrupen con ellas. No me molesta y tampoco me importa.
Pero mujer no es la primera tarjeta de presentación que tengo y en estos últimos años, meses, no sé, es una palabra que no usaría para describirme. Ahora sí que citando a la Charlie Marian del 2015, cuando inicié mi blog, soy más una escritora que mujer.
Al crecer me veía en caricaturas de niñas y mujeres: Me identificaba mucho con Bombón de las Chicas Súper Poderosas, me veía reflejada en Sakura Kinomoto, en Mulán, en Bella. Pero también me pasaba con personajes masculinos, como Arnold y Aang. Nunca me sentí relegada a sólo seguir las figuras que al menos físicamente resonaran conmigo.
Al crecer fui igual. Cuando veía Glee me identificaba mucho con Finn y con Kurt. Con Damian de Mean Girls también.
Pero otra vez, el género nunca me importaba. No los veía a ellos -ni a ellas- por su género ni cómo lo performaban, sino por quiénes eran, lo que decían, cómo se vestían y lo que hacían.
Mi orientación siempre me fue muy clara desde que era niña incluso cuando no conocía ningún término que explicara lo que vivía: El género no me es relevante. No me mueve.
Y pienso mucho, últimamente más que nada, que si el género de mi pareja no me es un factor, "no me importa" por decirlo de alguna manera, mucho menos me importa el propio.
¿Entonces qué soy?
¿Pero es que a final de cuentas qué es el género? le preguntaba yo a une amigue nb. ¿Es mi apariencia, es la forma de mi cuerpo, mis genitales? ¿Es como me veo a mí misma, es como me ven les demás?
Nunca encajé mucho en el estereotipo de las mujeres y cuando he leído testimonios de chicas y mujeres -con contexto feminista- sobre el patriarcado, de cómo se sentían presionadas a ser femeninas, a competir con otras chicas, etc, me doy cuenta que yo nunca lo viví así.
Me sentaba con mis amigas y las veía maquillarse, enchinarse las pestañas, hablar de chicos y de ropa, y yo no podía identificarme con ellas. Fingí un par de veces, sobre todo la heterosexualidad, para ser aceptada por ellas pero luego de un tiempo me di cuenta que no iba a ser como ellas nunca.
Dejé de intentarlo cuando estaba en la preparatoria.
Me corté el cabello a la altura del hombro y dejé de usar tacones en las fiestas. Cuando me gradué, fui la única de mi generación que llevó converse en vez de zapatos elegantes negros.
Nunca me sentí ~femenina~ y cuando lo intentaba me sentía una payasita. Como si estuviera haciendo un show. Un performance, vamos.
Blusas de tirantes, uñas largas, cabello recogido en elegantes peinados, con bolsas de marca, vestidos, tacones... Esa no era yo. Eso era mi hermana y eso eran mis amigas pero no era yo.
Yo era más de mini faldas, de tenis de colores, de cabello corto, uñas cortas y bolsas chistosas de tirantes largos que sólo servían si me los atravesaba por el pecho. Era de suéteres y ropa holgada. Y de labios rojos.
Al mismo tiempo que no me sentía ~femenina~ tampoco me sentía masculina. Cuando me hablaban en masculino para molestarme, me molestaba. Cuando me regalaban ropa o zapatos *claramente* de colores más discretos en comparación a los de mi hermana, me molestaba. Me molestaba que la primera opción para ropa, fueran pantalones cuando yo prefería mil veces -y hasta la fecha es así- mini faldas. Me molestaba que si usaba algo colorido me vieran raro, como si no fuera para mí. Me molestaba que asumieran cosas de mí nomás por leer mucho y tener pocas habilidades sociales.
Me molestaba que se me comparara con mis pares -no tan pares- en cuestiones estéticas y de imagen. Que esa fuera la medida.
¿No podían simplemente dejarme en paz?
No quería ponerme pestañas postizas pero quería que dejaran de preguntarme ¡Qué milagro! cuando me veían con algo de altura en los zapatos.
Sé que mi energía es un poco de ambas cosas. No me molesta, nunca fue un problema para mí. Muchas veces lo relacionaba con la fluidez de mi orientación pero con el paso del tiempo me di cuenta que me atravesaban muchas cosas que me alejaban completamente, tanto de los estereotipos, como del mismo género.
Siempre fui como la oveja descarriada del género porque incluso aunque tuviera vagina que sangraba cada mes, siempre fui demasiado agresiva para ser una chica. Las chicas no son tan directas y yo sí lo soy. Las chicas son coquetas y reprimen sus sentimientos de ira para no verse como las "locas" y yo no, yo soy muy abierta con mi ira y mi tristeza y mi desesperación y todas mis emociones no tan femeninas.
Las chicas son vanidosas, son cuidadosas, son amorosas. Y yo soy como un poco de eso y un poco de lo contrario.
Ya sé que estoy hablando de estereotipos y que obvio hay mujeres que nos los cumplen y que eso no las hace menos mujeres. Estoy hablando de la presión que muchas de ellas han sentido por cumplir todo eso y que yo no sentía eso.
Sabía, por las conversaciones entre otras chicas, que debía caerme mal Fulanita porque X y Y. Pero no podía. Sabía que debía sentir envidia por la belleza de otra chica, la que se sentaba junto a mí de ser posible, pero no podía.
Y escuchaba a las chicas, mis amigas, las chicas de la tele, a mis tías y primas, a mi hermana, a las chicas de internet y no podía identificarme. No del todo.
Me reconcilié mucho con mi cuerpo y con mi imagen pasada la adolescencia, cuando tuve más agencia sobre mí misma. Antes me sentía fea, poco relevante, un fraude, una impostora. Por mucho mucho tiempo me esforcé por que les otres me vieran como algo que evidentemente yo no era: Quería que me vieran como neurotípica, como alguien normal. Quería que me vieran heterosexual. Quería ser promedio. Odiaba destacar tanto. Quería ser alguien tan promedio que no llamara la atención porque la atención que recibía por lo general era muy negativa y violenta.
Me sentía inadecuada. Como un alien.
Una noche, luego de llorar bastante por algo muy hiriente que uno de mis ex-amigos me había dicho, rompí con todo ese circo de querer encajar en una sociedad de hombres y mujeres cishetero neutorípiques. Nunca iba a encajar porque yo no era como elles.
Me resigné y con esa resignación llegaron los cambios que tomé por decisión propia y me convertí en quién realmente soy: Me corté el cabello, me teñí las puntas de colores. Compré muchos gorritos tejidos de colores y de diversas formas. Compré calcetas divertidas, mini faldas más cortas. Aprendí a delinearme los ojos y a usar lápiz labial de diversos tonos de rojo. Me pinté las uñas y me enfundé en mallas de red.
Dejé de trabarme a la hora de hablar de nuestros intereses románticos cuando era charla entre amigas y me animé a hablar con la misma emoción de las chicas que me gustaban como de los chicos que me gustaban. Hablé del atractivo de la gente nb que conocía. Dejé de limitarme.
Y fui más feliz y ahora me doy cuenta de que siempre he sido bonita, pero la tristeza y el miedo eran cabronas y aparentar algo que no era me nublaba la vista. No me podía ver como era porque oculté mi belleza tras prejuicios y palabras ajenas.
Si hay un punto medio entre lo cis y lo trans, yo estoy ahí en medio. Demi-chica podría ser pero lo cierto es que no sé si me siento/me veo como chica. No sé cómo debería sentirse una. No sé si lo que he vivido, lo que he sentido y lo que he pensado me hacen una. No sé si soy una chica porque lo soy o porque eso es lo que me dijeron.
Pienso mucho que, si bien no me molesta que me lean como mujer, si hubiera nacido con pene y me hubieran asignado el género de hombre hubiera pasado lo mismo. Y si hubiera nacido en un lugar progre donde no me hubieran asignado nada, agénero me hubiera quedado.
Mi género es el osito morado con las botas largas. También mi género es: ¿Por qué importa tanto?
Mi género son preguntas, si tuviera que resumirlo. Porque tengo muchas preguntas sobre cómo se vive el género.
Nunca he visto ni he pensado en mi género como una barrera, o un limitante o una frontera que debiera delimitarme mi apariencia y mi comportar. Más bien lo veo como una credencial que sólo sacas cuando alguien te la pide para eso algo específico. Como el RFC (que se joda el sat)
Un requisito más, pues. Y no me importa.
Me gusta la idea de ser agénero, la verdad. Ahora estoy segura que no importa mi apariencia, mi performatividad, mi orientación, ni mi neurodivergencia para ser algo. Todavía estoy buscando. No creo que a la gente agénero le dé igual que les lean o les agrupen por su género asignado al nacer xd
Me siento a la mitad de todo. Mi indiferencia es mi género.
Estoy cómoda siendo Charlie Marian y leyendo novelas de terror y usando mini faldas y mentando madres y padres a diestra y siniestra y enamorándome de la gente bonita y viendo el Avatar y decir "omg soy" cuando veo a Aang y cantando I'm not the type of girl for you and I'm not going to pretend de Carly Rae Jepsen.
Me siento cómoda no haciendo de mi género asignado mi personalidad. Entonces no sé. Ya les informaré si existe algún nombre para mí o si tengo que inventarme algo -como lo hice en el pasado por mi orientación-
Enunciarse no binarie en esta sociedad asquerosamente cissexista, transfóbica y binarista es algo muy valiente, yo admiro mucho a la gente -sobre todo a la gente pan no binarie- que es públicamente así.
Quizás algún día encuentre un nombre que explique lo que vivo, quizás no. Quizás fluya, quizás se concrete mi género asignado.
Mientras tanto, además del ella, también pueden usar el elle conmigo >:3
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