buscando una conexión humana para el fin del mundo

 El deseo de conexión humana persiste, es intenso y agónico. Podría ser que extraño tanto a la persona que fue la última con quién me vinculé románticamente, podría ser que en medio de las tragedias, no pensar en a quién pedirle ayuda suena a un alivio más allá de lo terrenal. 

Que todo fluya, ya saben. Que todo sea natural, que yo no tenga que pensar ni ponerme en modo CONSCIENTE.

¿Pido mucho? A lo mejor. Pienso que es lo que todxs queremos al final: Algo real.

Más allá del esfuerzo que conlleva todo ese asunto del enamoramiento, tener un hogar, confiar en alguien, que la fuerza con la que te sostiene es la que necesitas me parecen deseos muy humanos. Deseos vivos. Ni siquiera estoy hablando de cosas románticas, estoy hablando desde lo central de las relaciones humanas: El amor. La compañía. La supervivencia. 

Es incómodo y molestoso para mí el estar siempre en modo consciente. Tener que estar atenta y activa con todo lo que hago y con todo lo que soy: Interactuar, interactuar con propósito. Pierdo la paciencia, pierdo el objetivo. Me canso, estoy cansada, malhumorada y muy desorientada. ¿Hacia dónde me dirigía? ¿Cuáles son mis medios y mis opciones para llegar ahí? ¿Por qué quiero estar ahí? ¿Qué haré una vez que esté ahí?

Para mí fue muy placentero no estar así cuando estábamos juntos. Sólo fluía. Tan natural como respirar. Nuestra convivencia era limitada pero yo jamás me sentí presionada ni, bueno, enjaulada. 


Pero ni él era un príncipe en un unicornio blanco agitando una espada mágica ni yo una princesa encerrada en una torre y custodiada por dragones que escupen fuego.


Todo estaba bien hasta que ya no lo estuvo. ¿Y qué hace una con algo así?



Creo que las tragedias subrayan mucho los apoyos que tenemos. Remarcan nuestros lazos con lxs parientes y lxs amigxs y ni qué decir de las parejas. 

Sabemos, entonces, con quiénes contamos cuando las cosas se van al diablo. Quién de tus primxs está dispuesto a subirse a un taxi a las dos de la madrugada porque le llamaste llorando pidiendo ayuda. Quién de tus amigxs te ofrece su casa cuando le dices que ya no quieres vivir. Quién te contesta al primer timbrazo, quién te sigue la pista, quién te recuerda quién eres y hacia dónde vas. Quién está ahí para cuando sientas que no puedes más.

A quién le importas de verdad, en la privacidad de una conversación personal y no en un muro de Facebook o fotos en Instagram.

Todo eso es un trabajo enorme, una responsabilidad muy pesada, lo sé. 

Creo que también en medio de las tragedias romantizamos el pasado. Yo lo he estado haciendo mucho en estas semanas.


Extraño la Charlie Marian que era en el 2019, en el 2017, en el 2015. No eran mis mejores versiones NI POR ASOMO pero era más o menos feliz. O quizás no feliz pero no estaba tan en la mierda, (ja, que para resultados es lo mismo)

Extraño a las amistades que tenía por aquel entonces incluso cuando sé ahora que eran personas horribles. Extraño mi vida con todos mis traumas y estrés post-traumático. La violencia que vivía entonces podía combatirla porque venía de afuera y ahora es todo dentro de mí.

"Sí, estoy triste pero se me va a pasar, voy a estar bien, siempre me las arreglo para estarlo". No miento cuando digo eso pero a veces se siente como una estafa.

No quiero preocupar a nadie pero supongo que por mi historial, mis bajones no son muy seguros ni soy digna de confiar. Lo entiendo, creo que tiene sentido.





He de confesar que me siento muy malagradecida y hasta estúpida cuando, todavía en el apocalipsis, extraño al mimors (siento conflicto con decir su nombre aunque ya no sea mi mimors jjahshkaa mejor seguir respetando su privacidad a que luego sus fans vengan a stalkearme xd)

El cielo se oscurece, los océanos, embravecidos, se comen ciudades enteras. La tierra tiembla, todo huele a muerte y enfermedad, la gente sufre, la luna pierde luz, el sol pierde calor y las armas disparan a diestra y siniestra y yo sólo tengo el impulso de mirar mi mano y desear tenerlo ahí. Y correr o aceptar lo inevitable.

Cuando lo escribo o lo digo en voz alta tiene mucho menos sentido de lo que podría tener en mi cabeza.  Y más lastimero, seguro sí.



A veces me siento como la Criatura de Frankenstein, buscando conexión humana. Buscando refugio. Buscando amor.

(Dejando de lado todo el tema de los asesinatos y el complejo de dios de Víctor Frankenstein, obvi)


Creo que es normal y por lo que he vivido, es hasta necesario. Lo complejo empieza cuando necesito ver su cara antes de dormir para no tener pesadillas, lol, alguien hágame un exorcismo ya, le pago.




Sé que necesito ser paciente porque la sanación nunca es lineal pero la verdad no me gusta ser paciente, prefiero estar ebria. Con permiso.




Pd: Si cacharon la referencia de la película por el título, háganmelo saber, se ganaron un chocolate n_n

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